¡Necesitamos cocinas en el trabajo!

Convivir y cocinar en el trabajo: buena idea
El wellness laboral o el concepto de bienestar en el trabajo va más allá de lindos protectores de pantalla con mensajes motivacionales, tener una cafetera o comprar el pastel del compañero de la oficina.

Me ha tocado ver varias empresas o espacios de co-working con áreas de juego y cafeterías muy agradables con salitas lounge. Pero eso tampoco es del todo un enfoque wellness. Si bien, se agradecen éstos espacios no son comunes a la cultura organizacional de la mayoría de las empresas en México y Latinoamérica.

En muchos casos como las empresas como Google o Facebook (las que incursionaron o fueron muy sonadas por sus áreas de trabajo) cuentan con cocineros y meseros donde te atienden si eres trabajador o visita.  Peroooo, la mayoría de las empresas tienen los espacios donde se -calientan- la comida; que si  bien te va, es un cuarto como el de servicio donde se guardan las escobas, te ponen un microondas, una cafetera y un frigobar. ¿Dónde sentarte? en una barra improvisada, parado o de plano en tu mismo escritorio haciendo de lado el teclado de la computadora. Ante esta situación, muchos optan por comer en la calle a pocas cuadras para no perder tiempo, comen en algún centro comercial con mesa si logras conseguir una en el área común o de plano comes sentado en un poco de espacio que te permita una jardinera con las plantas de decoración del lugar.

Existe algo que le llaman "salario emocional" y es el que precisamente las nuevas generaciones exigen con mayor ahínco. No todo es dinero, sino calidad de vida y eso incluye el trabajo. Entender esto, nos llevaría a acciones muy concretas y eficientes para un modelo de desarrollo organizacional  sin tantas actividades forzadas, de lavado de coco, tratando de que el empleado o colaboradores se crean algo en letra muerta la filosofía y políticas colgadas en un cuadro bonito en la pared definido en una junta por los "jefes".

¡Necesitamos cocinas en el trabajo!

El problema de la vida cotidiana actual nos presenta tiempos largos de trayectos en el traslado al trabajo junto al estrés del tráfico, jornadas amplias laborales que van más allá de la disposición mal llamada de "ponerse la camiseta" en los cuales muchos no comen a sus horas establecidas o comen mientras siguen trabajando para salir con locura con un sentimiento de hastío para repetir la misma situación al día siguiente. La pregunta aquí es ¿y cómo cambiarlo?

Una buena idea sin duda, es realmente dar un enfoque con la forma de ser de la empresa, de su estilo, de su idea de trabajo y generar dinámicas que mejoren las relaciones humanas en el ambiente laboral. Suena excelente pero muchos empresarios o directivos tienen la idea de que tratar como capataces al personal es como se hacen las cosas.

Cuando cambiamos esta mentalidad buscamos el "bienestar" de los colaboradores para que integren mejor el equipo de trabajo y es justamente con prestaciones y dinámicas que mejoran el ambiente. Es decir, actividades que nos hacen sentir bien y la única manera es a través de acciones que vayan encaminadas a las 3 dimensiones del ser humano: físico, mental y espiritual. Entonces, las dinámicas de integración resultan convenientes como por ejemplo que existan torneos de boliche, fútbol o concursos con premios como estímulo y éstas funcionan siempre y cuando existan condiciones que no haga que se perciba como forzado. Es por ello, que en el ambiente laboral hay momentos en los que no es necesario forzar nada como la hora del descanso o comida. Entonces, con esta naturalidad contar con un espacio donde no solo se "recalienten" comidas hechas en casa, sino se tenga la oportunidad y se pueda cocinar y sentarse a comer tranquilamente genera una dinámica más humana. Es como una palmadita o apapacho más congruente y creíble que varias actividades extraordinarias a la jornada laboral. Cuando se ponderan estas comodidades se valoran conjuntamente con el ingreso económico y no son para nada menores.

¿Porqué una cocina en al área de comedor de la oficina? Porque cocinar es un acto humano e inteligente, porque destinar un tiempo a cocinar es lúdico y relajante tal cual pintar o escuchar música. Permite la convivencia generando lazos mucho más emocionales que devuelven la calidez ante la frialdad de los esquemas de trabajo. Es más; me atrevería a decir, que los llamados a juntas son más que un pretexto inconsciente a buscar la cercanía y romper los ritmos de trabajo aislados en cada escritorio, tal cual sucede como la niña que le pega al niño en la escuela para llamar su atención porque no sabe como expresarse y buscar contacto. Pues, al final lo que buscamos siempre es sentir que la vida se pasa enfrente de tus narices y sentirte menos robot cuando repites todo el drama de la vida diaria donde sales antes de que salga el sol y regresas cuando ya se puso.





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